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Celebración estacional

Hoy es tu cumpleaños y no sabes cuán feliz me siento por ti. Espero que esta nueva vuelta al sol esté llena de aprendizajes positivos, de sueños cumplidos y de obstáculos derribados; deseo que estés pleno y feliz. Este cumpleaños tiene algo peculiar, si lo comparas con   los anteriores, estamos en cuarentena a nivel mundial, eres casi tío de un pequeño ser que crece lleno de amor y bueno, te conocí. Hoy agradezco la implantación natural que tuvieron   tus padres para que nacieras y sobre todo, las decisiones que tomamos a lo largo de estos 26 años para que   pudiera felicitarte. Puedo decirte que, pese a los escasos meses que compartimos juntos, celebro tu vida con gozo y amor. Celebro el gran hombre que eres y en el que te convertirás. Celebro tu preciosa tez color chocolate artesanal. Celebro haberla sentido, haberme contrastado con ella y   ser testigo de su suavidad.   Celebro tu   sonrisa de media luna,     encantadora como noche estrellada en el mar. Celebro tu cabe

Perdón, te amo, gracias.

 Los días de invierno me parecen los más increíbles del año. Hay días que, pese al viento frío, son cálidos. Son días efímeros, salidos de las películas. Esos son los días en los que más te extraño .  Me imagino, ¿cómo seríamos estando juntos, habría logrado todo lo que he hecho hasta hoy o sería algo mejor?  A veces, cuando saco la computadora, me imagino en tu casa; los dos trabajando, tomando un poco, durmiendo juntos. Me encanta saber que esta es tu temporada favorita del año y a la vez, me duele no haber terminado de la mejor manera pero bueno, no puedo ser responsable de tus propias emociones, sólo tú sabes cuál es la mejor manera para poder sanarte.  Por mi parte, me quedo con lo bueno. Sabes, hay muchas cosas que no puedo justificar, ni siquiera puedo permitirme que vuelvan a suceder, lo único que puedo decirte es que fuiste un gran maestro. Entiendo que nuestros contextos han sido distintos pero ahora entiendo que mi bienestar, depende siempre de mí. Que puedo atraer personas

Desde siempre

Llegó a un autobús Irizar rojo, con la mirada cabizbaja y sin siquiera poder mirarme; me atrapó desde el primer momento en que ignoró mi sonrisa y centro su atención en el móvil, en sus enchiladas potosinas y en disfrutar de las maravillas que ese viaje le ofrecía.  Me intrigó su timidez y la sutileza con la que habló aunque el cuidado y la torpeza de cada una de sus palabras tornaron un  clímax perfecto. Hoy, las cosas fluyen con el tic-tac del reloj (aunque el miedo me inunda). Siento como el pecho se me va haciendo chiquito cada que lo veo, y rozo sus finos labios mientras paso mis dedos por su cabello rizado. Percibo como mis pulsaciones incrementan al entrelazar su mano con la mía y es maravilloso pensar que vamos formando un sólo ser, alguien que no quiere celos, mentiras, imposiciones; es hermoso saber que al fin he encontrado alguien que vibra en la misma intensidad que yo. A veces siento que es irreal. Me asusta el hecho de pensar que pueda irse, porque sé que no es u

Tú, ella y yo

El brillo de sus ojos cambio, el tono de su piel dejo de ser pálido p ara tornarse rosado. Sus labios eran más carnosos y su anomalía lucia todavía más hermosa.  Su cabello creció, y su andar era con más seguridad. El cambio más notable, era cuando sonreía; dejó de lado el miedo las apariencias de "todo estará bien". Todo fluía y esa sensación de sentirse sucia y vacía fue desapareciendo con el paso de las lunas.  Ahora entendía que todas aquellas pruebas que el Universo puso en su camino no fueron horribles, pues le ayudaron a reencontrarse con su esencia, a madurar y a darse cuenta de que las mejores lecciones de vida vienen acompañadas de un toque semi- amargo.  El vacío con el que despertaba todos los días iba desapareciendo, las manchas de su boca también y la parte más preciada de su cuerpo, aquella en la que se encuentra su raíz, al fin estaban renaciendo. Las manos médicas, después de tantas batallas perdidas, le ayudaron a ganar la guerra física y emocio

Vagas ilusiones

De pronto, te das cuenta que puedes ser libre siendo tu misma y que no debe importante las benditas etiquetas en las que estás sometida todo tiempo. Así, comienzas a liberar ese libido lo cual resulta extrañamente excitante. Puedes cerrar los ojos en medio de una fiesta y sentirte la más puta del universo sin serlo, y es que las putas no eligen, simplemente se prestan; cosa que tú no haces porque tú sí eliges. ¡Malditos prejuicios!, maldita forma de etiquetar a alguien por ser o no una “cualquiera”. Y es que haces es disfrutar, mirar a tu alrededor sin buscar nada, sonreír coquetamente, morderte el labio y sentir como la música va recorriendo todo cuerpo y te mueves. No importa que tan bien lo haces o qué tan ridícula te ves. Sientes como el efecto del alcohol va subiendo a tu cabeza y después, enciendes un cigarro, aspiras, lo mantienes y permaneces inmóvil a sentir cierta calma, exhalas y de pronto, un par de ojos cafés se posan en ti. Preguntan tú nombre; rompe con esa

La última

Amo la forma en que me miras y cómo  pasas tu mano por mí cintura mientras agaches la cabeza para besarme los labios.  Es perfecta la sincronía cuando introduces tu lengua en mi boca y muerdes mi labio inferior. Querido, no sabes cuán feliz estoy de haberte conocido y que le des magia y rebeldía a mis días. Me encanta despertar y saber que podré ver esos enormes ojos cafés claros que tanto me enamoran y tomar esas manos gruesas y medianas para caminar, sin importarnos el tiempo o el lugar. No tienes ni idea, de la ansiedad que me come cada que debo esperar mil horas para ver ese circular rostro, lleno de diminutas pequillas; adornado de esa rebelde barba que ¡oh, cómo me encanta! Y sí, día tras día me enamoro de todos tus defectos y virtudes. De tu pésima manía de traer las uñas sucias, de la inapropiada forma en la que diriges a los demás, de tu escaso conocimiento en cultura general; de tu adicción al cigarro y al alcohol; de la forma tan sensata en la que mientes; de lo ing

Sin querer.

La primera vez que lo vi, me sorprendió la firmeza de su mirada y la seguridad con la que hablaba; la forma tan clara en la que explicó aquella ecuación tan compleja. Ese día, él significo una cura para mí, mientras que yo sólo fui un ingreso más para sus bolsillos y planes futuros. Si bien, yo sólo fui sinónimo de dinero; él para mí era el hombre más interesante, guapo e inteligente que podía conocer. Me preguntaba si en realidad sólo veía en mí a una joven paciente o también notaria lo rasgado de mis ojos y la anomalía de mis labios. Trataba de coquetear pero, ¿cómo lo haces con alguien que es mayor a ti por ocho años?, es decir, el contexto de “coquetería” es diferente en todos los aspectos; además de que nunca pude sostenerle la mirada sin ruborizarme. Supongo que las cosas se van acomodando poco a poco, y así es como llegamos al núcleo de esta pequeña historia. De pronto, dejo de ser mi doctor y yo su paciente. Comenzó a ser un hombre interesante, con visión futura muy di